Mitología clásica: Atenea y Tiresias

Atenea, virgen de casta mirada, no se casó nunca. Su pudor virginal fue siempre bravío.

Cierto día, cansada de tanta contienda, se le ocurrió bañarse en el agua de una fontana. Era mediodía.

Solo con sus perros, el viejo Tiresias vagabundeaba por los alrededores de aquella fuente. Impelido por la sed, se acercó a las frescas aguas y sorprendió a Atenea, bañándose.

Indignada, la diosa se abalanzó contra el intruso, puso sus dos manos sobre los ojos del hombre, dejándolo ciego.

Mitología clásica: Atenea y Aracné

Según se cuenta, Aracneé sobresalía en el arte de entretejer la lana. Su renombre se debía exclusivamente a este talento, a tal punto de que las Ninfas bajaban para admirar sus trabajos. En cierta ocasión, le preguntaron si Atenea le había enseñado su maravilloso oficio, negándolo por completo e invitando a la mismísima diosa a un duelo para medir sus respectivos talentos y determinar quién es la mejor.

Atenea, que la escuchó, se revistió con los rasgos de una anciana y trató, ocultando su verdadera identidad, de convencer a Aracné de que no lleve a cabo aquel enfrentamiento. Sin embargo, no pudo hacerla cambiar de opinión. Por el contrario, la joven, confiada en su talento, insistió en que se haga presente la diosa y se mida con ella. De tal manera, Atenea, despojándose del disfraz, aceptó el reto y ambas, al instante, se pusieron a trabajar.

Una vez que culminaron sus tejidos, Atenea no encontró nada que censurar en la obra de su contrincante. La obra de Aracné no tenía el menor defecto.

Ciega de despecho, la diosa tomó la tela de Aracné y la hizo añicos. Al ver esto y al no poder soportar tan cruel afrenta, la mortal intentó ahorcarse. Al ver esto y, movida por la compasión, Atenea, mitigó su destino y la arrancó de la muerte, diciéndole:

Tú vivirás, desgraciada, pero tu vida, de hoy en adelante, penderá siempre de un hilo.

Aracné, desde entonces, fue convertida en araña y, desde ese día, esta hilandera de aéreos tejidos no cesa de colgarse de los hilos de su propia tela.

Mitología clásica: Atenea y Tideo

Un día, Tideo, uno de los protegidos de Atenea, yacía gravemente herido en un combate. La diosa, al verlo así, imploró a Zeus en su favor y, obteniendo una respuesta favorable de éste, recibió, para darle, un remedio que lo curaría, lo salvaría y lo haría inmortal. Descendió, pues, con este cometido, al campo de batalla, sitio en el que encontró a Tideo cobrando venganza. Tenía entre sus manos la cabeza de su enemigo, a la que, luego de romper sus huesos, estaba comiendo sus sesos. Este espectáculo causó horror en la diosa, quien desistió de ayudarlo.

Lejos de interesarse desde las alturas por las contiendas de los hombres, Atenea, armada de pies a cabeza, descendía y combatía en las filas. Tomó, así, parte en el combate de los dioses y de los Titanes, en el que, para celebrar la victoria de Zeus, inventó una danza guerrera y, por primera vez, hizo sonar la trompeta.

Atenea, además de diosa de las armas y de los ejércitos, quien tenía el poder de decidir la suerte de las batallas y aseguraba el triunfo, era, también, patrona de los pueblos. Vigilante que defendía las ciudadelas contra los intentos y asaltos del enemigo. Protegía los trabajos de la industria y del arte, siendo invocada por alfareros, carpinteros, marineros, agricultores…

Atenea, la divina artesana, inspiradora de todas las artes y la patrona de todos los oficios que los hombres ejercen, era, sobre todo, la diosa que presidía los trabajos delicados de los dedos de las mujeres. Ella misma tejió con su manos los velos y bordados del ropaje nupcial de Hera. Así, las mujeres griegas, tan hábiles para tejer y bordar se jactaban de haber aprendido a hilar viendo tejer a la diosa. Todas la reconocían y la honraban como artista incomparable. Un solo nombre fue la excepción y sufrió consecuencias terribles.

Creadora de la flauta, agujereando los un fragmentos de hueso de ciervo, al tocar por primera vez el instrumento creado, fue burlada por Afrodita y Hera, al ver que, para hacerlo sonar, debía inflar las mejillas. Enseñó a los hombres el cultivo del olivo y la plantación de la higuera.

Mitología clásica: Atenea o Minerva

Producto de la unión de Metis o la Sabiduría, las más sabia de todas las hijas de los hombres y de los dioses, y Zeus, el soberano del Olimpo.

Zeus, para engendrarla, encerró a Metis en su seno y la asimiló, por lo que formó a Atenea dentro de su propio cuerpo, especialmente, en su cabeza. Cuando llegó la hora del alumbramiento, el soberano mandó a llamar al dios del fuego, Hefesto, y le pidió que, con su hacha, hiera su frente, abriéndosela. Apenas rajada, salió de ella, danzando, una virgen resplandeciente con un casco de oro sobre su cabeza, una espléndida armadura y una jabalina en su mano.

Como su padre era el más poderoso de los dioses y su madre la más sabia de las diosas, Atenea heredó las cualidades de uno y las virtudes de la otra: sabiduría y fuerza se conjugaron.

Diosa del relámpago, subsistió como una diosa guerrera. Era para los griegos la combatiente invencible. Su bravura fue incomparable. Sin embargo, como hija de Metis, la fuerza y la bravura heredadas de su padre, llevaban siempre un sello de benevolencia, de prudencia y magnanimidad. Le repugnaba toda crueldad y su corazón generoso contenía dentro de justos límites la actividad guerrera.

«Bonsái» de Alejandro Zambra

DATOS DEL LIBRO

Título: Bonsái

Autor: Alejandro Zambra (1975)

Editorial: Anagrama

Año de publicación: 2006

Número de páginas: 53

Una novela muy original que presenta un paralelismo entre la vida de su protagonista (Julio) y la historia inventada por un personaje que es escritor dentro del relato (Gazmuri). También va de cómo Julio se apropia de esa historia ajena, pero a la vez tan suya y la escribe, titulándola «Bonsái». Un interesante juego de contacto entre ficción/realidad.

FRASE DESTACADA

«Qué sentido tiene estar con alguien si no te cambia la vida? Eso dijo y Julio estaba presente cuando lo dijo: que la vida solo tiene sentido si encontrabas a alguien que te la cambiara, que destruyera tu vida».

«Magnetizado» de Carlos Busqued

DATOS DEL LIBRO

Título: Magnetizado

Autor: Carlos Busqued (1970 – 2021)

Editorial: Anagrama

Año de publicación: 2018

Número de páginas: 147

Se trata de una entrevista a un asesino en serie que, a lo largo de una semana de septiembre del año 1982, mató a cuatro taxistas en la zona de Mataderos, provincia de Buenos Aires.

Ricardo Melogno, que en aquel entonces tenía 20 años, no sabía por qué lo hacía, incluso al día de la entrevista tampoco lo sabe y es en esta impredecibilidad donde radica su peligrosidad, motivo que lo mantuvo entre rejas (de cárceles y/o psiquiátricos) más tiempo del que debía, según la pena que le fue otorgada.

En el libro el hombre habla con un escritor desde el hospital psiquiátrico del complejo penal de Ezeiza. Allí hace un repaso no solo de los crímenes, sino de su infancia, los vínculos con su familia, su personalidad…

El relato es construido a partir de grabaciones de entrevistas, documentos forenses y recortes de diarios. Es de lectura súper rápida y muy sencilla, por lo que lo recomiendo, más en casos de bloqueo lector, aunque es denso en su contenido.

El título, por su parte, hace referencia a una sensación que tuvo el asesino después de cometer uno de sus asesinatos: fue a comer a un restaurante y vio cómo los cubiertos se pegaban en sus manos. Por este motivo, lo primero que piensa es que está magnetizado o imantado. Sin embargo, el tenedor y el cuchillo se pegaban en su piel por la sangre de la reciente víctima que cargaba sobre sí. Al darse cuenta, siguió comiendo como si nada. Esta frialdad e imperturbabilidad, aparece en cada recuerdo del que nos hace partícipes Melogno, un asesino único, sin motivos para hacer lo que hizo y, por ende, muy difícil de clasificar o diagnosticar psicológicamente.

«Diez negritos» de Ágatha Christie

DATOS DEL LIBRO:

Título: Diez negritos

Autora: Ágatha Christie (1890 – 1976)

Editorial: Planeta Lector

Año de publicación: 2018

Número de páginas: 256

La historia transcurre en la remota Isla del Negro, sitio al que fueron invitadas diez personas por distintos motivos y en el que se llevarán a cabo una serie de espeluznantes asesinatos, siguiendo las indicaciones de una famosa canción de cuna.

Publicada por primera vez en 1939, esta novela policial, género con el que la pluma de Ágatha Christie brilló, consta de un enigma, aunque diseminado en distintos asesinatos, que otorgan un ritmo muy interesante al relato. Éste se articula en la búsqueda del nombre propio: ¿quién es el responsable de los crímenes de la isla?

La historia posee particularidades. No presenta a un detective propiamente dicho, personaje obvio dentro del género policial. Por el contrario, atrapados en la isla y sin contacto con el exterior, los personajes funcionan como un investigador colectivo y, al mismo tiempo, son sospechosos de los crímenes o potenciales víctimas.

 Investigadores que son sospechosos y víctimas a la vez: démosle la bienvenida a la paranoia, que nos acompaña a lo largo de todo el relato. Todos y todo se vuelve amenazante. Al terror por la muerte inminente se suma la incomprensión y la duda: ¿quién y por qué está cometiendo estos asesinatos?

Los datos con los que cuenta el lector son los obtenidos por las experiencias narradas y las interpretaciones dadas por cada uno de los diez personajes. La tensión narrativa se vale de esta multiplicidad de puntos de vista. El narrador, por su parte, se mueve entre las diferentes perspectivas de los personajes, sin posarse del todo sobre una. Todos los personajes esconden algo, por eso, precisamente, están allí, por eso, también, se volverán sospechosos y, en el peor de los casos, víctimas.

Sin embargo, todo tiene un por qué y, al llegar a las páginas finales del libro, podremos dar respuesta a todos los interrogantes que se nos plantean al comienzo. Estemos de acuerdo o no, lo cierto es que quien ejecuta los asesinatos tiene sus motivos. Los/as invito a conocerlos leyendo esta increíble obra 🙂

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